Devocional: La Vocación

La vocación es un tema venerable en la iglesia luterana. La próxima convención celebrará las vocaciones de nuestra gente hispana. Así pues, en los próximos boletines informativos, trataremos distintos aspectos de la vocación.

 Cuando el hispano oye el término «vocación» se imagina a un clérigo, una monja o quizás un pastor o maestro de escuela bíblica. Sin embargo, en la tradición bíblica luterana, la vocación no es un término que se reduce a lo «religioso». En el buen sentido de la palabra, la vocación es una realidad «secular», es decir, relativa al mundo que Dios ha creado. Así pues, lo reconozca o no, todo ser humano (sea cristiano o no) tiene vocación simplemente porque es criatura de Dios.

 La vocación es la forma concreta en que Dios, por medio de sus criaturas, provee las necesidades de todos en el mundo. Dios mismo ha diseñado los contextos u órdenes mediante los cuales esa provisión llega a nuestro prójimo. Por ejemplo, al instituir el orden del matrimonio y hacer posible la familia, Dios nos ha dado las vocaciones de esposo y esposa, padre y madre, hijo e hija, etc. Por medio de éstas, Dios nos da a todos amor, comida, vestido, vivienda, formación de valores, y–en el caso de los cristianos–el evangelio de Jesucristo.

En su misión al mundo, la iglesia puede recordar a todos los seres humanos que fueron creados por Dios para ser instrumentos de su provisión a un mundo donde siempre hay necesidad y por ende algún prójimo que servir. Tal reconocimiento de la vocación puede llevar con el tiempo a una celebración de la obra de Dios en y por medio de las labores más comunes y aparentemente insignificantes que ejercemos a diario.

Leopoldo A. Sánchez M.

Vicepresidente de la IV Convención

Acerca de Convención Luterana
Convención de las Iglesias, ministerios y obreros luteranos (LCMS) en Estados Unidos.

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